2.3.11

SACRA VERDAD



Única a mí encuentro, fría
Tan pálida, tan exquisita, mortal…
En mi medianoche, en mi calle herida
Dulce y sangrante presentas tus vestes incoloras

Y sin nada del mundo, sólo tú existes y eres
Sólo tú enciendes la luz de lo vacío
Y rasgándote con mis dedos llagados
Te alcanzo sólo en segundos

Platico contigo, te escucho, mi sola sombra te necesita.
Mientras ciego, una luz me colma el cielo.
Imposible, ese lejano lugar donde habitas…
Y me clavas tus ojos también ciegos de rostros

Y me dejo morir en tus manos.

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