12.10.11

Descubrí tu piel nocturna



Callada entonces en la vacuidad
Reías consumías la llama de luz
que se colgaba en tu cuello
por entre las ramas de un naranjo,

El suelo húmedo era un buen lugar
La lluvia preparó este lecho,
Hecho para los dos;
Desperdigué tu aroma, desojé tus hojas

Las esquirlas de los dos, sutiles armas
Vagaron en la fronda hasta esparcirse
En lo alto,
Entonces vi nubes que llevaban tu nombre.

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