19.11.11

Concupiscencia

Bajo los parpados de la tarde
Se estremece un trueno
El sonido, el leve chasquido increíble de la espalda de Helena

Niña de mis rosas blancas
Tu sangre se estremeció un domingo
Mientras las ánimas dejaban el escondite de las alas
Y tus muslos frescos como arena esparcida
Se internaban conmigo en la selva oscura

Si viviera a lo sumo más segundos
Te diera todo el mar:
Mi perspicacia infinita en el tabaco
-Cuando a medianoche soy títere del morbo-
Mi cordura imposible en la taberna de un pueblo
La soledad entera que es toda mía,

Ahora camino como un soldado
En un invierno de pérdida
Con el tibio olor de tu sangre calentándome el pecho


Quevedo, noviembre 2011

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