2.3.11

Ahora amor



He bordeado el infinito
-y no te has ido- ,
la verdad que los escombros
Siempre vuelven en las cosas comunes
Como la rosa y el lucero que hace tanto compartimos
Como la flor y el aguacero en que los dos desnudos
Bañamos el alma desde el fondo de un océano de amor,
Siempre están esos días tan presentes
En el frío del jardín espera un verso agazapado en los geranios…
Sé que no eres mía, pero el aroma de las rosas
Que seduce la ventana y el sol a cuestas de arreboles sentenciosos
Tampoco son de nadie amor, y los he amado hasta ahora,
He aprendido a amarte como he aprendido a olvidarte
Te miro como un niño mira la mañana azul y clara
Te olvido mientras miro el silencio de la crisálida
Te olvido mientras veo caer el agua sobre las rosas
Te olvido en los sonidos de las altas cascadas
Y te aprendo aún, como he aprendido a amar la noche
-Tal es la luz que aún brilla en tu mirada fresca en las mañanas-
Amor, aún hay tantos paisajes en los que veo tu cuerpo
Aún ciertos sonidos se asemejan a tu voz,
Aún el calor de tu vida se me esparce en los labios con las brisas de junio…


Vladimir Chévez, Martes 7 de junio de 2011

SACRA VERDAD



Única a mí encuentro, fría
Tan pálida, tan exquisita, mortal…
En mi medianoche, en mi calle herida
Dulce y sangrante presentas tus vestes incoloras

Y sin nada del mundo, sólo tú existes y eres
Sólo tú enciendes la luz de lo vacío
Y rasgándote con mis dedos llagados
Te alcanzo sólo en segundos

Platico contigo, te escucho, mi sola sombra te necesita.
Mientras ciego, una luz me colma el cielo.
Imposible, ese lejano lugar donde habitas…
Y me clavas tus ojos también ciegos de rostros

Y me dejo morir en tus manos.

El pétalo y la noche


Siempre vienes así ocultándote los labios
Con dos pedazos de nubes, tus manos.
Mi sombra hecha para caber en tu cuerpo
Te adora, te espera cuando sales y duermes
Te ve respirar bajito, y piensa en tu arrullo
En tu tibio brillo dispersado en el silencio.

En estas calles llegó el rocío de tus labios,
Hasta el frío a muerto ya no es mi manto
En estas calles te miro en los faroles,
En los portales de las casas blancas y jardines
En los lugares solos, donde cabe un suspiro
Te adoro, pétalo blanco que cae en la noche

Fina forma delicada, mis nervios se mueren
Junto a ti, fina hoja de albura, blanco rubor.
Mis manos son tu lecho en esta noche
Y la apagada oscuridad será nuestra abadía
Aquí mi alma desvestirá tu alma, y sólo en flor
Nos daremos el vino dulce y sedoso de la eternidad

Delicado pétalo quiero regar tu vida con amor
Así mi sangre se termine, y todas mis fuerzas
Esta savia te prohibirá la muerte, y tu rosal te dará
Más rosas, esos capullos dorados de miel
Donde dejo la paz y la certeza de mi amor.

Pétalo, cae en este lecho, y caigamos los dos
Hacia un lugar forjado de esperanza.